
POLÉMICA POR UN ALAMBRADO MILLONARIO EN LA FRONTERA CON BOLIVIA
El gobierno de Salta licitó la construcción de un cerco perimetral por más de 36 millones de pesos. Bullrich busca presenciar la inauguración.

La provincia de Salta avanzó con la adjudicación de una obra que busca reforzar los controles fronterizos en Aguas Blancas. Se trata de un alambrado de 200 metros de extensión, cuyo costo asciende a 36.121.505,97 millones de pesos. La iniciativa, promovida en el marco del Plan Güemes, busca reducir el contrabando y el cruce irregular de personas hacia Bolivia.
El proceso de licitación fue realizado por la Municipalidad de Aguas Blancas. El único oferente que cumplió con los requisitos, el empresario salteño Pablo Esteban Osadcia Sánchez, estará a cargo de los trabajos, que se extenderán por 60 días.

Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, planea viajar a Aguas Blancas para presenciar el inicio de la construcción. La funcionaria compartirá el acto con el gobernador Gustavo Sáenz, quien respalda el proyecto como parte de un plan integral de seguridad para la provincia. La imagen de ambos en la colocación del primer poste será una postal clave de la jornada.
Sin embargo, en los últimos días, surgieron personas que reclaman la propiedad del terreno donde se levantará el alambrado. A pesar de esto, el interventor de Aguas Blancas, Adrián Zigaran aseguró que la construcción seguirá adelante a menos que surja una medida judicial que impida su ejecución.

El Ministro de Bolivia: «La historia nos ha enseñado que tarde o temprano todos los muros se caen»
Desde Bolivia, la reacción no se hizo esperar. Eduardo Del Castillo, ministro de Gobierno de ese país, minimizó la iniciativa al señalar que la frontera compartida tiene 742 kilómetros y que la barrera de 200 metros representa un porcentaje insignificante. «La historia nos ha enseñado que tarde o temprano todos los muros se caen», expresó.
Mientras tanto, en Aguas Blancas, los vecinos ven con escepticismo la obra. Algunos temen que el cerco no tenga un impacto real en la seguridad y solo sirva como una medida simbólica. Otros, en cambio, esperan que contribuya a ordenar el tránsito fronterizo y reduzca el cruce de mercadería de contrabando. Con opiniones divididas, el alambrado se perfila como una nueva fuente de tensión en la región.