SI PERMITIMOS LA EXTINCIÓN DEL ALGARROBO, ESTO RÁPIDAMENTE SERÁ UN DESIERTO»
Tras una nueva visita a El Impenetrable, la bióloga experta en restauración de ecosistemas advirtió que en los últimos 38 años se perdieron 14 millones de hectáreas del Gran Chaco Americano, que equivalen a dos veces el territorio de Formosa.
En el más reciente capítulo de Rewilders, el nuevo podcast de Rewilding Argentina, la directora ejecutiva de la fundación, de reciente visita a El Impenetrable, aseguró que «necesitamos leyes que prohíban cortar árboles a mansalva para darle tiempo al monte», cuidar al Algarrobo, que es «él árbol de la vida» y sobre el cual pesa «una condena de muerte» similar a lo que ocurrió con el Quebracho Colorado y lo que está ocurriendo con el Palo Santo.

«Las áreas protegidas son una estrategia desesperada contra un modelo económico que destruyó todo. Si vuelve el Algarrobo vuelve el Yaguareté, vuelve la vida. Es mucho más que madera para hacer sillones y carbón para el asado».
EL ÁRBOL DE LA VIDA
«El Algarrobo es el árbol de la vida para los argentinos, crece solo donde anduvo el río, es un árbol de ribera que crece muy lentamente durante 300 y 400 años. Además es una leguminosa, que fija nitrógeno al suelo y lo arma, lo vuelve fértil», destacó la bióloga.
«En los 80 se descubrió que no hacía falta secarlo, y así un montón de aserraderos sin plantas de secado aprovecharon de esta característica que les permite cortarlos y venderlos al instante. Esa fue la sentencia de muerte para el algarrobo, su explotación se volvió extrema tal como ocurrió con el quebracho colorado, que los ingleses incluso usaron para construir sus vías férreas. Una vez extinto o limitado al mínimo absoluto, solo queda del quebracho lo que podemos llamar árboles de segunda o tercera línea en cuanto a la dureza de la madera».
Por otro lado, Sofía comentó con sorpresa que durante su visita a El Impenetrable observó «camiones y camiones y camiones de Palo Santo, Quebrachos y Algarrobos con destino a China». El Palo Santo, de madera verdosa, aromática y de muy lento crecimiento «es el árbol que eligieron los chinos para explotar», y advirtió: «Si extinguimos estos árboles, el suelo, que es de poca profundidad y bajísima fertilidad, que de por sí cuando uno los camina ve polvo y polvo que se levanta, rápidamente será un desierto».
En ese contexto, aseguró que la reintroducción de animales como las tortugas Yabotí, los loros y otras aves, es fundamental para que trasporten semillas y cultiven el suelo de forma natural.