Dom. Nov 2nd, 2025

PERDIERON PRUEBAS GENÉTICAS DEL CASO DE UNA JOVEN QUE FUE VIOLADA Y ASESINADA CUANDO IBA CAMINO A SU TRABAJO

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María Florencia Morello tenía 21 años cuando la asesinaron brutalmente en octubre de 2005. (Foto: gentileza El Ciudadano).
María Florencia Morello tenía 21 años cuando la asesinaron brutalmente en octubre de 2005. (Foto: gentileza El Ciudadano).

A 20 años del femicidio de María Florencia Morello, la joven que fue violada y brutalmente atacada a golpes cuando iba camino a su trabajo en pleno centro de la ciudad de Santa Fe, su familia recibió un nuevo e inesperado golpe: las pruebas genéticas, claves para poder identificar al asesino, se perdieron.

“Lo que más me dolió fue que no me avisaran lo que había pasado, me enteré por un periodista“, dijo a TN Blanca Cuatrín, la mamá de Florencia. Y agregó: “Hacía un año que se había desestimado la causa y yo no me había enterado”.

Sin culpables y ahora también casi sin evidencias, el caso parecía sentenciado a caer en el olvido pero dio otro giro. Días atrás, la Fiscal General del Ministerio Público de la Acusación (MPA), María Cecilia Vranicich, se reunió con Blanca, le pidió disculpas en nombre de la institución por la falta de notificación sobre la desestimación de la causa y se comprometió a reabrir la investigación.

Florencia fue atacada cuando iba camino a su trabajo y murió cinco días después, como consecuencia de las heridas. (Foto: Facebook/Atravesados por el femicidio).
Florencia fue atacada cuando iba camino a su trabajo y murió cinco días después, como consecuencia de las heridas. (Foto: Facebook/Atravesados por el femicidio).

La mataron mientras caminaba al trabajo

Cuando ocurrieron los hechos Florencia tenía 21 años recién cumplidos. Era de Calchaquí, pero se había mudado a la ciudad de Santa Fe para estudiar arquitectura y había conseguido un trabajo como moza en un bar de la terminal de micros.

El 1 de octubre de 2005, cerca de las 6 de la mañana, salió de su casa para ir a trabajar. Solo tenía que caminar unas seis cuadras desde la calle Doctor Zavalla al 2800, donde vivía, hasta la estación, pero nunca llegó.

Una pareja que pasaba caminando por Irigoyen Freyre al 3000, entre 4 de Enero y Urquiza, la encontró más tarde en el palier del frente de un edificio.

Florencia agonizaba tirada en el piso, con marcas visibles de golpes en el cuerpo y una camisa manchada con sangre que ya no tenía botones, porque habían sido arrancados.

Aunque la trasladaron de urgencia al hospital Cullen, los médicos no pudieron salvarla. Murió cinco días después.

Un ataque con saña y un asesino fantasma

El mismo día que atacaron a su hija, Blanca recibió un llamado de la policía avisándole que Florencia estaba internada.

Pensé que había sufrido un asalto pero cuando me dieron el informe el mundo se me vino abajo”, recordó, en diálogo con este medio. “No era lo que yo me imaginaba, era mucho peor”, subrayó.

Una imagen de la víctima cuando era pequeña junto a su mamá, Blanca Cuatrín. (Foto: Facebook/Atravesados por el femicidio).
Una imagen de la víctima cuando era pequeña junto a su mamá, Blanca Cuatrín. (Foto: Facebook/Atravesados por el femicidio).

El trabajo de los forenses determinó que Florencia murió por asfixia pero antes el o los agresores la habían golpeado y violado con saña. Uno de sus ojos estaba totalmente destrozado, tenía un brazo roto y la pelvis fracturada.

Desde ese momento, la familia de la víctima se sumergió en una búsqueda urgente por conseguir respuestas que pudieran explicar aquel ataque absurdo que le arrebató la vida a una joven de apenas 21 años. Dos décadas después, todos los interrogantes siguen abiertos.

“Para lastimarla como lo hicieron tiene que haber sido más de una persona, o era un loco. Una sola persona no puede hacer tanto daño”, arriesgó su mamá.

Una causa marcada por errores

La investigación nunca tuvo un rumbo claro. En 2013, detuvieron a un policía que había trabajado con Florencia en la terminal de micros, pero el análisis de ADN dio negativo y la causa no avanzó.

La falta de testigos y el mal manejo de la información complicaron todo desde el principio. A esto se le sumó la pérdida de pruebas genéticas extraídas del cuerpo y la ropa de la joven, según denunció la propia familia de la víctima a lo largo de los años.

Días atrás y a raíz de una nota por el aniversario del femicidio, Blanca se enteró por unos periodistas que la causa se había cerrado.

La misa de la familia, a 20 años del femicidio de Florencia. (Foto: gentileza El Litoral).
La misa de la familia, a 20 años del femicidio de Florencia. (Foto: gentileza El Litoral).

Pedido de informes

Ahora, el caso llegó a la Cámara de Diputados de Santa Fe. El diputado Fabián Palo Oliver presentó un pedido de informes para que el MPA explique el estado actual de la causa y, en caso de que haya sido archivada, detalle los motivos.

También se pregunta si se inició una investigación administrativa para determinar responsabilidades por la desaparición de esas pruebas y cuáles fueron los resultados.

Además, el reclamo de informes busca saber si los funcionarios judiciales que intervinieron en la causa bajo el viejo sistema penal actuaron con la debida diligencia o si hubo irregularidades que contribuyeron a la impunidad.

Promesa de justicia

Aquel compañero de trabajo de la víctima que fue detenido en el inicio de la investigación y después liberado por falta de mérito fue el único sospechoso que tuvo el caso en 20 años.

Florencia recibió su pasaporte para viajar a EE.UU. 20 días antes del crimen. (Foto: Facebook/Atravesados por el femicidio).
Florencia recibió su pasaporte para viajar a EE.UU. 20 días antes del crimen. (Foto: Facebook/Atravesados por el femicidio).

La falta de respuestas mantiene todavía todas las hipótesis abiertas, pero todo indicaría que la joven fue una víctima elegida al azar para un ataque sin sentido. En otras palabras, estuvo en el lugar y en el momento equivocados.

“La fiscal me prometió que va a reabrir el caso para ver qué pasó”, insistió la madre de la joven asesinada, con una renovada esperanza.

Maria Florencia Morello tenía 21 años, era de Calchaquí, estudiaba en Santa Fe mientras trabajaba como moza y colaboraba con una asociación que asistía a jóvenes con adicciones y enfermos terminales.

“Ella era una chica inquieta, no le gustaba quedarse con una sola cosa”, afirmó Blanca sobre su hija mayor, en el cierre de la entrevista con TN.

Y sumó: “Quería viajar a Estados Unidos por una propuesta de trabajo, el pasaporte es lo último que me quedó de ella”.

Se lo habían entregado 20 días antes del crimen.

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