Celeste Ojeda, defensora de Marcela Acuña, acusada como partícipe necesaria en el femicidio de Cecilia Strzyzowski, brindó este jueves su alegato de clausura. Sostuvo que su clienta desconocía lo ocurrido en su vivienda el 2 de junio de 2023 y que recién horas después comenzó a sospechar que algo grave había pasado.

En la etapa final del juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, la defensora oficial Celeste Ojeda sostuvo que “Marcela Acuña no sabía lo que le pasaba a su hijo” y que las pruebas incorporadas al debate demuestran que no existió ningún plan criminal.

Durante su alegato, Ojeda leyó un mensaje que, según afirmó, muestra la desesperación de Acuña al descubrir que algo anormal ocurría: “Fabi, creo que sucedió algo grave con César, hablá con Gustavo, no le digas a Eme ni a César. Estoy desesperada”, escribió Marcela a Fabiana González a las 16.51 del 2 de junio de 2023.

La defensora destacó que los acusadores ubicaron la muerte de Cecilia entre las 10 y las 10.47 de esa mañana. “Pasaron seis horas hasta que Marcela envió ese mensaje. Seis horas hasta que se da cuenta de que algo grave había sucedido en su casa”, señaló Ojeda ante el jurado popular.

“Probé todo lo que dije”

Ojeda aseguró haber acreditado con pruebas técnicas y testimoniales los hechos que reconstruyó desde el inicio del juicio. “Nos dijeron que veníamos a confundir, pero trajimos pruebas de la propia fiscalía. Con ellas pudimos demostrar lo que realmente ocurrió ese 2 de junio”, afirmó.

La defensora cuestionó la hipótesis acusatoria según la cual Acuña y Emerenciano Sena se habrían ausentado de su casa para dejar espacio a su hijo César Sena para cometer el homicidio. “A las 7.15 Emerenciano salió de su domicilio, pero la casa no quedó sola. Marcela estaba adentro y, a las 8.30, llegaron dos personas en moto: Fabiana y Diana. Si esas dos personas estaban ahí, se cae la idea del plan, porque la casa no estaba vacía”, sostuvo.

“Un plan criminal sin llave”

Ojeda también se refirió a las cámaras de seguridad que registraron los movimientos en la vivienda. “Dos minutos después de que se va Emerenciano, llegan César y Cecilia. El video muestra que César queda al costado esperando que le abran. ¿Por qué? Porque no tenían llave. ¡Qué gran equivocación de un plan criminal: armarlo y no darle la llave! Tuvieron que esperar dos minutos para entrar”, ironizó.

Según la cronología reconstruida por la defensa, a las 10.11 Fabiana González se retira del domicilio, y a las 10.17 Cecilia envía su último mensaje, una reserva en un restaurante de Buenos Aires. “Si a las 10.17 fue el último mensaje y Fabiana llega de improviso a las 10.22 porque Marcela le pidió que lleve unos DNI, ¿de qué plan están hablando?”, planteó Ojeda.

“Intentó averiguar de muchas maneras”

De acuerdo con el relato de la defensora, a las 10.46 César Sena se habría retirado solo hacia el barrio Emerenciano, donde se encontró con su madre. “Marcela lo notó raro, vio un rasguño en su cuello y le dijo que había tenido una pelea con su pareja. Ella contó entre lágrimas que no lo escuchó, que siguió trabajando y que se arrepiente hasta hoy de no haberlo hecho”, recordó.

“El hecho es que no hablaron en ese momento. César volvió a la casa, y más tarde, a las 12.16, regresaron sus padres. Hoy la fiscalía dice que en ese momento comenzó la segunda parte del plan. ¿Qué segunda parte? ¿De dónde la sacan? Desde la defensa demostramos que Marcela Acuña no sabía lo que le pasaba a su hijo y que intentó averiguar de muchas maneras”, señaló la defensora.

La defensora cerró su alegato señalando que Marcela Acuña no organizó crimen alguno, actuó “por el reflejo de una madre desesperada que lo que buscaba era proteger a su hijo” y pidió que se le aplique la calificación de encubrimiento agravado. El Código Penal plantea que para este tipo de delitos rige la excusa absolutoria en caso de familiares directos y, por lo tanto, Acuña debería ser puesta en libertad.

“Miembros del jurado: les voy a pedir que al momento de dar el veredicto diferencien que no es lo mismo organizar un plan para dar muerte a alguien que no tener idea de lo que sucedió, enterarse después, y a partir de ahí, seis horas más tarde, hacer todo para ocultarlo”, concluyó.