El Centro de Economía Política publicó un informe que revela los números de la crisis y anticipa el oscuro panorama que propicia la propuesta oficial. El presupuesto destinado a ciencia y tecnología se desplomará un 48,8%, si se tiene en cuenta lo ejecutado en 2023 como parámetro de referencia. Algunas cifras del desguace estatal.

El gobierno desfinanció a la Educación Técnica Profesional, a las universidades nacionales, a la ciencia y a la tecnología, y eso no constituye ninguna novedad. Pero una cosa es saberlo y otra muy diferente, ponerle cifras al desguace. El Centro de Economía Política (CEPA), como en tantas otras ocasiones, se encargó de un análisis pormenorizado y publicó un informe que revela los números de la crisis y que proyecta lo que podría suceder de cara a 2026 si se aprueba el próximo viernes el presupuesto que presentó el oficialismo.

Dentro de las principales conclusiones a las que arriba el documento, se halla un “recorte histórico a las escuelas técnicas”. Si se compara con 2023, durante 2026 el Fondo Nacional de Educación Técnico Profesional (FoNETP) caerá en un 93 por ciento en términos reales. Para tener referencia, de acuerdo al informe, el Gobierno ejecutó en 2025 solo el 10,8 por ciento y planea para el año próximo ejecutar solo el 3.5 por ciento de lo que corresponde (según la Ley N° 26.058 de Educación Técnica Profesional).

En criollo, el recorte de los fondos es tal que equivale a eliminar el financiamiento para las instituciones que imparten educación técnica. El presupuesto delineado por el Gobierno para el año próximo derogará ejes claves vinculados al campo de la educación. Por caso, el artículo 30 prevé la eliminación del Fondo de Escuelas Técnicas, así como también la garantía del 6 por ciento del PBI que, por ley, debía asegurarse para el sector.

En diálogo con Página 12, Hernán Letcher, referente del CEPA, comenta: “Para este informe hicimos particular hincapié en lo que sucede con las escuelas técnicas. Entre otros motivos, porque es el eslabón que mejor expone al modelo de Javier Milei, que claramente es anti-industrial”. Y continúa: “Uno podría pensar que si proyectan un país sin industrias, ¿para qué van a querer técnicos industriales?”.

Luego, Letcher agrega: “El ataque a estas escuelas es feroz. Hay bastante movimiento con eso, de hecho, hay una campaña de firmas que busca defender a las instituciones técnicas. Dudo, sin embargo, de que se pueda discutir algo de esto de cara al viernes”. En Argentina, se estima que las escuelas técnicas son más de 1700 y que cumplen un rol fundamental al formar estudiantes en conocimientos con anclaje en la industria.

El informe apunta a un “fuerte ajuste educativo general” y lo explica mediante datos. Si se tiene en cuenta lo ejecutado en 2023 y la proyección para 2026, la función Educación y Cultura caerá un 47,3 por ciento en términos reales. Como ejemplo, las becas y las transferencias estudiantiles acumulan un recorte real de 76,6 por ciento si se toma la misma referencia temporal.

Navidad sin ciencia

Si el presupuesto finalmente es aprobado, la misma suerte de las escuelas técnicas, la correrá el sistema científico y tecnológico. Si bien existe una ley (sancionada en 2021) que asegura las inversiones crecientes plurianuales en el sector (hasta llegar al 1 por ciento del PBI en 2032), el presupuesto que la gestión libertaria propuso no contempla incrementos.

En efecto, el presupuesto destinado a ciencia y tecnología se desplomará un 48,8 por ciento, si se tiene en cuenta lo ejecutado en 2023 como parámetro de referencia.

Este lunes, en las adyacencias del Polo Científico-Tecnológico (en donde residen los edificios del Conicet y del ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación), la comunidad científica se reunió para realizar una jornada denominada “Navidad con ciencia”. Básicamente, denuncian el cientificidio impulsado por el gobierno nacional, al eliminar – como última novedad y estocada – los subsidios PICT, una herramienta que sostenía y promovía el desarrollo del sistema.

Universidades en alerta

Desde que asumió el gobierno libertario, las universidades nacionales fueron de las instituciones más golpeadas. El blanco preferido de una gestión que desprecia la producción de conocimiento autóctono. La motosierra de Milei se refleja en datos: según ensaya el informe, para 2026, el presupuesto universitario tendrá una caída real de casi el 34 por ciento frente a lo que se había ejecutado en 2023.

Hacia fines de octubre, por intermedio de un decreto, se suspendió la ejecución de la Ley de financiamiento universitario (sancionada por el Congreso y vetada por el presidente en dos oportunidades previamente) hasta tanto “se incluyan las partidas correspondientes en el presupuesto nacional”.

Habrá que ver qué sucederá en este punto, si se tiene en cuenta que la oposición en la Cámara de Diputados finalmente logró sacar de la Ley de presupuesto el capítulo 11 que, entre otras cosas, disponía la derogación de la Ley de financiamiento universitario. En las últimas horas, Milei aseguró que dejará la norma tal como se votó en la Cámara baja, destacó “que acomodará las partidas para mantener el déficit cero” y que no la vetará.

Para 2026, las instituciones advierten que, si no hay fondos, las clases no comenzarán. Una de las que se pusieron firmes al respecto fue la UTN, cuyos docentes agrupados confirmaron que, si el Gobierno decide no cumplir con la ley, las aulas permanecerán cerradas. La sanción de dos leyes, las marchas universitarias masivas y cientos de actividades de protesta no fueron suficientes para torcer el brazo desfinanciador del Gobierno. Todavía no sucedió, pero nunca se sabe.