Lun. Dic 8th, 2025

CAMPAÑA 2024-2025: PRODUCTORES ALGODONEROS, ESPERANZADOS EN LA PRÓXIMA CAMPAÑA

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Desde Santiago del Estero, el productor Víctor Badel analiza la próxima campaña algodonera y hace un llamado a usar semilla fiscalizada. «Dejemos de usar bolsa blanca, ese no es el camino», dijo, y luego destacó como temas relevantes para el sector: semillas, sanidad y clima.

SÁENZ PEÑA (Agencia). La siembra de una nueva campaña algodonera despierta la incógnita de saber si los productores aumentarán las hectáreas destinadas al tradicional cultivo chaqueño. «Creo que será clave esta campaña, muchos nos dimos cuenta que cuando hablamos de semilla, debemos inclinarnos por la fiscalizada, por la cual es necesario pagar las regalías», dijo el productor agropecuario Víctor Badel, de la zona de La Banda, Santiago del Estero.

Víctor Badel apuesta fuerte por la semilla fiscalizada. «Es la única manera de sostener a futuro el cultivo de algodón», dijo el productor algodonero y pidió a los productores dejar de lado la bolsa blanca.

Desde la provincia vecina, Badel observa el panorama y sostiene: «No hay quién no se haya estrellado, desde el más chico,  mediano, grande. Y lamentablemente eso hace que se haya producido un sistema de endeudamiento que no estaba en los planes de los productores, sobre todo del Norte.

El algodón si va bien, se vende, tiene un buen mercado y salvamos las papas. Pero entonces la incógnita es si en esa área de maíz va soja o algodón. Puede ser un área de siembra muy importante para algodón, o lo mismo que el año pasado como mínimo».

SEMILLAS FISCALIZADAS

Dentro de las dificultades que observa el productor también nombra la falta de semillas fiscalizadas, cuestión central para la previsibilidad del negocio.

Si bien reconoce que no siempre se pagan las regalías a las patentes de semillas, también marca que «no hay semilla fiscalizada para el área que se pretende, el productor se las ingenia para poder sembrar su campo, porque no puede levantar el campo y llevarlo a Buenos Aires para sembrar soja o maíz… En el mundo hay 72.000 variedades de semillas de algodón con genética para cada zona. Para tener genética, hay que invertir», analiza Badel.

DEL MAÍZ AL ALGODÓN

La chicharrita del maíz es un insecto que apareció en el cultivo produciendo pérdidas que pueden llegar hasta el 50% del rendimiento. Este insecto de la familia Cicadellidae (orden Hemíptera) ha hecho que muchos productores se decidan por no volver a sembrar maíz, y vuelvan a pensar en el algodón como cultivo seguro.

Repasando la última campaña de maíz, Víctor Badel relata: «Surgió este fenómeno de la chicharrita, y en todo el norte de Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y Chaco realmente el productor no se va a arriesgar con el maíz, creo, porque es un cultivo caro en su implantación y no tenemos una respuesta todavía de qué es lo que va a pasar con esta nueva plaga.

La gente del INTA dice que no es nueva, que ellos lo vienen anunciando desde hace tres años, pero se ve que no les hemos prestado atención. Y este año particularmente, no quedó un choclo para hacer un puchero».

BUENAS EXPECTATIVAS PARA ALGODÓN

A pesar del desafío que presenta la sanidad vegetal, sumado a la necesidad de semillas fiscalizadas en cantidad y calidad, los productores afirman que se comienzan con los trabajos de fertilización de cara a la nueva campaña algodonera.

«Hasta ahora todos vienen auspiciosos, todos los elementos; se va a fertilizar, acá por lo menos. Cuántas hectáreas de algodón van a sembrar esta campaña es una incógnita, es muy temprano todavía porque está lloviendo en algunas zonas y en otras no, pero falta todavía noviembre y parte de diciembre, falta mucho y quizás lleguen un par de lluvias importantes», finaliza esperanzado Víctor Badel.

«No miremos para otro lado, la semilla es clave»

SÁENZ PEÑA (Agencia). «Leí una excelente nota de Javier Preciado Patiño, donde dice que si sembramos cualquier cosa, ninguna compañía va a querer invertir en algodón, y es totalmente cierto, no nos hagamos los distraídos», dijo Víctor Badel.

Victor Badel firmó un convenio mediante el cual se compromete a la siembra de semilla fiscalizada, en una importante superficie en Santiago del Estero.

«Nos quejamos mucho pero no queremos pagar el canon por el uso de semilla certificada; yo reconozco que tuve discusiones con la gente del semillero, pero tengo que ser honesto, cuando Monsanto levantó sus carpas para irse del país, fueron Pablo Vaquero y sus socios que hace ocho años se la jugaron, invirtieron en el semillero, y tenemos una historia muy corta pero fructífera», indicó el productor.

Pidió acompañar este proceso. «Pedimos mucho pero ni el valor de la semilla queremos pagar», insistió, y recalcó que «así ningún semillero va a venir a invertir en nuevas variedades», apuntó.

Badel expresó que hay un panorama dominado por la informalidad y no se puede negar que se han introducido tecnologías ilegales. «Eso desalienta para la inversión y es necesario que se tengan en cuenta estas cosas».

«Los productores tenemos que entender que el problema es de todos, y se escuchan voces diferentes, pero el primer paso es reconocer el uso de la tecnología en la semilla», dijo, añadiendo finalmente que  «no solo es el uso de semilla trucha sino que no sirve de nada buscar atajos cuyo final ya sabemos cómo terminará».

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