Un sereno tucumano vivió una noche de perros durante su turno de 12 horas en la finca de limones que cuida, puntualmente en el galpón con las herramientas y las maquinarias para la cosecha del citrus. «Solo me acompañaban tres perros y un gato. Tenía mi linterna, una radio para escuchar música, un rifle de aire comprimido y un celular«.
«Después de la medianoche, a los perros los noté nerviosos. Me acompañaban a hacer la ronda, pero había algo que los inquietaba: salían y ladraban de una manera diferente y entraban a donde yo estaba como lamentándose», detalló con susto.
«Las horas pasaron y entrando la madrugada sentí como que ellos atacaban a alguien. De inmediato salí con mi linterna y el rifle. Atrás del galpón en las plantas de limones estaban los perros como encarnizados. Grité ‘¡Quién anda ahí!’. Me acerqué e iluminé. Fue en ese momento en que los perros empezaron a llorar de una manera que daba miedo y volvieron a mi lado asustados», agregó.
Ya con el pánico en el cuerpo, el sereno que compartió su escalofriante historia con Tucumán Paranormal y relató: «Me fui más atrás de la quinta y escuché una risa, una carcajada terrorífica y de inmediato un escalofrío en todo el cuerpo. Los perros hasta allí no me acompañaron. Se quedaron atrás».
«Al caminar sentí un olor muy fuerte a podrido: como a un animal muerto. Comencé a sentir ruidos alrededor mío, como si alguien se moviera rápidamente en las plantaciones. Yo iluminaba a todos lados: el sonido estaba, pero no lograba ver nada. Me daba vuelta a todos lados con la linterna y no había nada: solo estaba yo y el gato que no sé en qué momento se vino conmigo», sostuvo firme en su narración.
Pero lo peor llegaría en unos minutos: «Decidí seguir buscando mientras ese olor a podrido se hacía más fuerte y costaba respirar. Cuando me di cuenta ya estaba lejos del galpón y fue ahí que sentí que alguien me chistó tres veces claramente y de nuevo la risa macabra. Decidí volver porque entendí que eso no era bueno, buscaba al gato, los perros lloraban como los lobos y lo más extraño fue oír el aleteo de un pájaro».
La noche del guardia en la finca del terror terminó con la radio fuerte para no escuchar nada más: «Se me terminó lo valiente, puse la radio a todo volumen, los perros tardaron en tranquilizarse y al gato lo encontraron muerto al día siguiente en medio de la quinta. Desde esa noche mi vida cambió porque soy sincero: me pasó, lo oí y sé que lo hubo esa noche ahí no era de este mundo«, detalló el medio El Tucumano.
¡Qué susto!