Lun. Dic 8th, 2025

¿QUÉ HA PASADO CON EL DIABLO NEGRO HALLADO EN TENERIFE? HABLAMOS CON SUS DESCUBRIDORES

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En esta entrevista, los especialistas en biología marina nos cuentan cómo fue el hallazgo del misterioso depredador de la zona abisal, qué ha pasado con él, y por qué es necesario apoyar más proyectos de investigación.

El hallazgo de un ejemplar de diablo negro o rape abisal adulto (Melanocetus johnsoniivivo en las aguas superficiales cercanas a Tenerife se ha convertido en un fenómeno viral de la noche a la mañana por la rareza de este suceso y los grandes interrogantes que plantea. ¿Qué hacía un pez de la zona abisal tan cerca de la superficie? ¿Puede sobrevivir tan lejos de su entorno? ¿Qué ha pasado con él?

Hemos podido hablar con los especialistas en biología marina Laia Valor y Antonio Sabuco, quienes acompañados por el biólogo Marc Martín y el fotógrafo David Jara conforman el equipo que, durante el camino de vuelta de una de sus campañas de muestreo de tiburones, detectaron la sorprendente presencia de este pez casi por casualidad.

Tal y como National Geographic España ha podido saber recientemente a través de esta conversación, poco tiempo después de su avistamiento el pez falleció por causas que hoy todavía se están investigando, pero su breve visita abre una conversación más profunda sobre las sorpresas que esconde el medio marino y lo poco que sabemos realmente sobre él. 

A través de su organización Condrik-Tenerife, una ONG dedicada a la investigación, la conservación y la divulgación de tiburones y rayas en las Islas Canarias, Laia y Antonio tratan de poner remedio a este tipo de cuestiones ampliando el conocimiento que tenemos sobre los océanos y sus criaturas. Así nos han contado la historia del avistamiento del diablo negro, un animal que habita en la zona abisal que alcanza hasta los 2.000 metros de profundidad, muy lejos de donde el equipo se encontraba.

National Geographic: En el momento del hallazgo llevabais a cabo una campaña de muestreo de tiburones. ¿A qué profundidades suelen tener lugar este tipo de trabajos?

Laia Valor y Antonio Sabuco: «Dependerá de lo que estemos buscando en cada investigación. Por lo general, cuando salimos a buscar pelágicos a mar abierto, lo hacemos a través de unas estructuras cebadas con vídeo remoto de entre 5 y 20 metros e intentamos que su rastro olfativo baje a una profundidad media para captar a los animales que hay a un cierto rango de distancia. El objetivo de estas expediciones es monitorizar puntos de interés para su estudio, y si nos interesa podemos alcanzar cotas de hasta 200 y 400 metros de profundidad para encontrar puntos de agregación submarina, donde suele haber más vida. Canarias es un sitio súper interesante para esto. Aun así, hay poco estudiado al respecto, y muchas veces es ir a probar suerte.»

¿Qué hacía un pez de la zona abisal tan cerca de la superficie? ¿Puede sobrevivir tan lejos de su entorno?

Encontrar un pez como el diablo negro vivo a estas profundidades es muy poco habitual. ¿Cómo fue el momento del descubrimiento?

«Fue impactante. Detectamos a este pez durante la primera salida del año de la campaña de tiburones con Condrik-Tenerife, y no habíamos encontrado nada. Volvíamos ya a puerto cuando, de camino, Laia vio una mancha negra inusual. Nos acercamos para verlo mejor y uno de nuestros compañeros, que es taxónomo, en seguida supo lo difícil que es ver este tipo de especies. Nos pusimos a gritar, fue un momento muy emocionante para compartir entre biólogos porque es un animal que nunca te esperabas ver. Más tarde, al llegar a casa, es cuando realmente piensas en lo que ha pasado e investigas sobre la importancia real del acontecimiento. Nos dimos cuenta de que seguramente no había un registro anterior de haber visto a esta especie viva cerca de la superficie, y decidimos que había que contarlo y registrarlo.»

A propósito de esto: ¿cómo suelen registrarse estos eventos? Si posteriormente aparece otro ejemplar, ¿cómo se podrá saber que ya había ocurrido antes?

«Lo que hay es bibliografía gris, ciertos documentos que son los más visitados dentro de la literatura científica. Por lo general, cuando se hace un primer avistamiento de algún ser vivo se intenta hacer al menos una nota breve que informe de acontecimientos particulares, como su tamaño, si tenía algún problema, si nunca había pasado antes en esa zona,… En las Islas Canarias hay registros de ejemplares del género Melanocetus que aparecieron muertos. También en México, en Baja California, o en la costa de Florida. Entre toda esta documentación no hemos encontrado un registro similar, por lo que suponemos que sí que podría ser el primero o, que si ha habido algún avistamiento anterior, este podría no haberse registrado.»

¿Qué explicaciones se pueden dar a la presencia de este depredador de la zona abisal cerca de la superficie? 

«Por el momento sólo podemos proponer teorías, porque es un suceso muy complicado y todavía falta información para poder asegurar nada. El ejemplar está ahora en manos de especialistas en un museo que lo están estudiando. Además, para poder encontrar un motivo de lo que ha pasado deberíamos ver, entre otras cosas, si hay una tendencia o es un caso puntual.

Teniendo en cuenta la actual fase lunar, muchos animales y organismos migran más hacia la superficie para alimentarse y depredar, y este ejemplar podría haber subido más de la cuenta perseguido por un depredador de mayor tamaño o arrastrado por una corriente. También podría ser que el pez en cuestión se encontrara en mal estado. Como decimos, todo esto son sólo hipótesis.»

Entonces, no podemos saber si es un caso aislado o si podríamos volver a encontrar otros ejemplares de esta especie en aguas superficiales…

«Haya pasado por un motivo o por otro, queda claro que hay ciertas condiciones que hacen que uno de estos peces puedan acercarse a la superficie, aunque sean animales que evolutivamente no se han adaptado para estos entornos. Además, nada nos asegura que no haya pasado antes y nadie lo haya visto, porque el océano es inmenso y nosotros sólo nos encontrábamos en el sitio y el momento correcto.

Sabemos muy poco del océano y hace falta dedicar más esfuerzos a investigarlo, especialmente porque es una fuente muy necesaria para la vida y la presión humana que generamos en él es cada vez mayor. En este sentido, el estudio y la preservación son actividades muy importantes, y los investigadores tenemos la necesidad de conseguir apoyos, visibilidad y fondos para llevar a cabo proyectos científicos completos que den respuesta a preguntas fundamentales. Más allá de conocer las curiosidades que se esconden en el mar, debemos estudiar cómo los cambios que se produzcan en el afectarán a toda la vida del planeta.

Si las condiciones cambian, muchas especies tendrán que evolucionar o terminarán por extinguirse, pero sin llevar a cabo más investigaciones es muy difícil predecir lo que pasará con exactitud.»

Y, ¿qué ha pasado después con vuestro ejemplar de pez diablo?

«Un rato después del avistamiento el pez murió, y al tratarse de un suceso tan remarcable decidimos llevarlo al Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA) de Santa Cruz de Tenerife, que es una colección pública, para que pudiera ser estudiado. Allí está en manos de especialistas, pero no sabemos exactamente en qué fase se encuentra hoy la investigación. El estudio de los peces de profundidad es muy complejo y requiere de una infraestructura y equipamiento que sólo algunas instituciones tienen.

Por supuesto, nos genera curiosidad saber qué tiene que haber a más profundidad para sustentar la vida de más arriba, pero no es nuestra especialidad. Por el momento, nuestra organización se mantendrá centrada en los tiburones, que son depredadores con un rol muy importante en el equilibrio de los océanos y están desapareciendo. En las Canarias hay muchos animales residentes, pero cada vez nos cuesta más ver ejemplares en nuestras salidas, entre otras cosas porque la presión pesquera en el Atlántico es enorme. De las últimas 80 salidas, sólo hemos visto tiburones en tres ocasiones. Es preocupante, y también debe ser estudiado. Además, hace falta elaborar estrategias colaborando con entidades públicas, crear legislaciones, o incluir algunos animales dentro del catálogo español de especies protegidas.»

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