LOS CACHORROS DE MBARETÉ Y QARAMTA YA TIENEN NOMBRES
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Según informaron desde el Instituto de Turismo del Chaco, niños y niñas de Chaco y Corrientes nombraron a los cachorros de los yaguaretés Mbareté y Qaramta.
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Mbareté, una yaguareté nacida en el Parque Iberá (Corrientes), realizó un viaje épico (ida y vuelta) en avioneta y camioneta hasta el Parque Nacional El Impenetrable (Chaco), para ser cruzada con Qaramta, uno de los últimos machos silvestres de esa región. En su viaje de vuelta, la acompañaron sus dos nuevos cachorros.
Los nombres de los pequeños fueron elegidos por niños y niñas de escuelas rurales de los parajes La Armonía (Chaco) y Montaña (Corrientes), aledaños a El Impenetrable e Iberá.
Mediante dibujos, juegos y votación, cada provincia eligió un nombre para estos nuevos protagonistas de la recuperación del yaguareté: Chaco y Taragüi. Los nombres de origen quechua y guaraní hacen referencia a las regiones que actualmente ocupan las provincias de Chaco y Corrientes, las que, de forma ejemplar, han aunado esfuerzos para la recuperación de su gran felino.
Ambos cachorros aportarán variabilidad genética a la incipiente población de yaguaretés del Iberá, y a la vez conservarán los genes de Qaramta.
Mbareté, Chaco y Taragüi todavía se encuentran en los corrales del Centro de Reintroducción del Yaguareté, pero pronto se sumarán a otros individuos de su especie que ya viven en libertad en el Gran Parque Iberá.
El yaguareté se recupera en el Chaco y Corrientes gracias a complejas acciones de manejo activo, que implican la colaboración de dos provincias y dos parques nacionales. Acciones como estas son necesarias para recuperar una especie en un estado tan crítico como el yaguareté.
DÍA INTERNACIONAL DEL YAGUARETÉ
El martes 29 de noviembre pasado, se recordó Día Internacional del Yaguareté. Ante ello, desde Greenpeace advirtieron que quedan sólo 20 en la región del Gran Chaco y menos de 250 en todo el país.
El felino más grande de nuestro continente se encuentra en “peligro crítico”, según organismos oficiales, y son muchos los motivos para destacar su importancia y revertir esta situación:
- Es una especie “indicadora” de la salud del ambiente. Al estar en la cima de la cadena alimenticia y depender de presas más pequeñas para su subsistencia, su presencia garantiza un ecosistema sano.
- La magnitud de su territorio: cada yaguareté requiere para sobrevivir un mínimo de 40.000 hectáreas en la región chaqueña (dos veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires), de bosques continuos y en muy buen estado de conservación.
- Su tamaño imponente: el yaguareté es el felino más grande de América, y el tercero del mundo, luego del tigre asiático y del león. Mide entre 150 y 180 centímetros de largo, a lo que hay que agregarle los 70 a 90 centímetros que mide su cola. Alcanza una altura de entre 65 a 80 centímetros y su peso habitualmente ronda los 70 a 90 kilogramos, llegando en ocasiones hasta los 135 kilogramos.
- Su territorio se va contrayendo: ahora viven solo en un 5% de la superficie respecto del lugar que ocupaban originalmente en Argentina. Hasta principios del siglo XX, tenía una distribución muy amplia en el continente americano. Habitaba desde el sur de Estados Unidos hasta la Patagonia argentina. Los científicos estiman que los jaguares ocupan menos del 50% de su distribución original. En nuestro país, el proceso de retracción fue el más extremo.
- La importancia para los pueblos originarios. Su imponente figura, su fuerza y su temple, lo han convertido en una especie de gran valor cultural y espiritual para los pueblos originarios que habitaron y habitan el continente americano. “Verdadera fiera” en Guaraní, el yaguareté es considerado un animal sagrado.
- Es una de las pocas especies de la fauna argentina que ha sido declarada como Monumento Natural Nacional por la Ley Nº 25.463, del año 2001. Esta norma establece que la Administración de Parques Nacionales y la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación deben implementar un plan de manejo que asegure su supervivencia. Además, es Monumento Natural Provincial en las provincias de Chaco, Salta y Misiones.
A pesar de esto, su territorio no está protegido. El amparo presentado por Greenpeace ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene como objetivo proteger su hábitat y así salvar a la especie.