Lun. Dic 8th, 2025

EN UNA DE LAS FÁBRICAS DE FORD, UN GIGANTESCO GENERADOR DEJÓ DE FUNCIONAR. LOS INGENIEROS INTENTARON REPARARLO, PERO DESPUÉS DE HORAS DE PRUEBAS, NADIE LOGRABA ENCONTRAR EL PROBLEMA.

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Desesperado, Henry Ford llamó a un hombre que, aunque pequeño de estatura, era un gigante de la ingeniería: Charles Proteus Steinmetz.

Cuando Steinmetz llegó a la planta, pidió una libreta, un bolígrafo y una cuna para descansar cerca de la máquina. Pasó dos días enteros observando y escuchando el generador, haciendo cálculos y anotaciones. De repente, pidió una escalera y un pedazo de tiza. Subió con dificultad, marcó un punto en la superficie de la máquina y bajó con tranquilidad.
—Quítenle la tapa y remuevan 16 vueltas de cable, justo desde donde hice la marca —indicó a los ingenieros.
Escépticos pero sin alternativas, los trabajadores hicieron exactamente lo que dijo. En cuanto terminaron… el generador volvió a la vida como si nunca hubiera fallado.
Días después, Henry Ford recibió la factura de Steinmetz: $10,000 dólares. Sorprendido, el magnate le pidió que detallara los costos.
El ingeniero le envió una nueva factura con dos simples líneas:
Hacer una marca con tiza en el generador: $1
Saber dónde marcar: $9,999
Ford la pagó sin protestar. Historia completamente real
Esto es un recordatorio de que el conocimiento y la experiencia no se miden en el tiempo que toma hacer algo, sino en los años de aprendizaje que permiten hacerlo en minutos.

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