IVERSIONES O PELIGRO AMBIENTAL: LOS RIESGOS DEL PLAN ECONOMICO DE MILEI Y LOS ANTECEDENTES EN CHACO
La idea de la búsqueda de inversiones por parte del Gobierno nacional y los incentivos diseñados para ello rememoran la llegada y el éxodo de La Forestal, una empresa líder en la producción de tanino a inicios del 1900.
El Gobierno nacional comandado por Javier Milei y su régimen libertario incentiva más que nunca la llegada de capitales extranjeros para promover un enriquecimiento en derrame. Ante ello, es preciso sopesar la creación de nuevos puestos de trabajo o la decadencia agroforestal tal como sucedió en los inicios del siglo pasado con La Forestal, empresa dedicada a la extracción del tanino, que si bien creó infraestructuras y caminos, devastó los quebrachales del Chaco y del norte santafesino.
Tras la aprobación de la Ley Bases, también pasó a ser ley el nuevo Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), documento que tiene un rol central en la llegada del capital extranjero, ya que brinda una serie concesiones a las firmas que realizan una inversión superior a los 200 millones de dólares.
A través de esta implementación del Estado, las empresas tendrían una serie de beneficios impositivos, es decir, una reducción de la alícuota del impuesto a las Ganancias y la devolución acelerada de los saldos a favor del IVA. A la vez, también otorga beneficios aduaneros, como la exención de derechos de importación para bienes de capital, repuestos, partes e insumos, y la liberación de exportación durante los primeros tres años para proyectos adheridos al RIGI.
Pero eso no es todo, sino que también otorga concesiones en aspectos cambiarios al brindar la libre disponibilidad de divisas sin restricciones, y todo ello por un plazo de 30 años.
Cabe resaltar que las empresas no tienen la obligación de adquirir productos de proveedores locales. Es decir, tienen la posibilidad de que todo el capital sea traído del exterior, incluyendo herramientas y maquinarias, sin necesidad de invertir en el mercado local.
COMPARACIÓN CON LA FORESTAL
La empresa de origen británico llega al país en 1906 debido a un reclamo de un empréstito otorgado por capitales extranjeros. El Gobierno nacional, al no poder afrontar la deuda, concede beneficios en los terrenos nacionales. Primera comparación con el contexto actual: un fondo extranjero reclama dinero de un préstamo.
Es preciso destacar que, a fines del siglo XIX, la explotación del quebracho colorado era sistemática debido a su gran número de utilidades. No solamente servía como materia prima para la realización de durmientes, puentes y demás, sino que también era necesario para producir tanino, un producto vital para curtir el cuero.
Para entender lo ocasionado por la firma, Diario TAG habló con Marcela Brac,doctora de la Universidad de Buenos Aires, licenciada en Ciencias Antropológicas, quien se desempeñó como asesora experta en proyectos orientados a la caracterización, interpretación y diseño de recorridos del paisaje foresto-industrial en el Chaco santafesino.
«Esta situación se da a fines del siglo XIX, comienzo del siglo XX, que es posterior a la consolidación del Estado nacional, cuando se da un aluvión de inversiones de capital extranjero en el país, sobre todo de capitales ingleses. Lo que tienen de relación con la actualidad son estas exenciones de impuestos a las empresas que también las hacen ahora donde la renta que queda en el país en relación a la apropiación que hay son insignificativas», inició Brac. Segunda comparación: beneficios altos para las empresas, bajos beneficios económicos para el país.
Según la doctora en antropología, la empresa de capital británico, desde un primer momento, fue netamente «extractivista» y tenía como principal objetivo la obtención de madera dura, precisamente del quebracho. Esto se vio acompañado por una política predominante de no reforestación debido a que su metodología de trabajo siempre fue «a término», es decir, mantenerla siempre y cuando brindara ganancia.
Durante los primeros períodos del 1900, se desarrolló toda una economía en torno a la fábrica, incluso se crearon pueblos, caminos y el desarrollo férreo de la zona. Todo incentivado por La Forestal y sus métodos de traslado y producción de mercancías.
Es preciso destacar que la firma invirtió en el desarrollo industrial con un enfoque en la conveniencia, ya que el traslado de los rollizos de quebracho implicaba mayores complicaciones para su exportación. En cambio, el tanino, como producto final, era más sencillo de exportar. La mayor parte de los productos obtenidos siempre estuvieron destinados al comercio internacional; los márgenes locales eran abastecidos por los productores locales que no fueron comprados por la firma británica.
A pesar de las grandes inversiones desarrolladas por el «emporio» taninero, la falta de unión con la economía local produjo que no se generen inversiones que perduren en el tiempo. En términos más sencillos, La Forestal tenía toda la cadena productiva desde inicio a fin. Desde las despensas hasta los hospitales. Todo corría en manos de la empresa extranjera, sin la necesidad de que debieran recurrir al mercado local. Esta situación fue descrita como un «enclave productivo». «Esto significa que la gran maquinaria pesada industrial la importan, ahí no se recurre al mercado local para comprar las maquinarias que se necesita para poner a funcionar a la fábrica, se la importa directamente», comentó Brac. Tercera coincidencia con la actualidad: libre derecho de importación para las empresas, sin el desarrollo local.
La búsqueda de inversiones a través de concesiones del Gobierno nacional no es nada nuevo, sino que, como explica la doctora, «todas las empresas que llegaron al menos al norte de Santa Fe tuvieron alrededor de 10 años de eximición de impuestos como apoyo del Gobierno nacional para que pongan en actividad las fábricas, pero no solo La Forestal, sino en general». Cuarta coincidencia: Beneficios impositivos.
Tras una serie de conflictos de gran magnitud con los trabajadores, que desembocaron en la «Masacre de La Forestal» en 1921, donde un gran número de huelguistas perdió la vida, y con los ingresos diezmados por la utilización de la materia prima y el traslado de la empresa a Sudáfrica, La Forestal inició su éxodo del país en 1960. «Cuando la empresa se va, empieza a liquidar todo: se lleva su maquinaria, lo que puede lo vende, levanta… Ya está. Parte de la infraestructura fija que invierten, la venden, la retiran, la destruyen en algunos casos», señaló la doctora en Ciencias Sociales.
SUPUESTO DERRAME ECONÓMICO
La idea del derrame económico hoy se hace más fuerte que nunca con la idea del Gobierno nacional de atraer capitales extranjeros para que coloquen sus fábricas en el país, pero al consultar a la investigadora sobre esta cuestión puntal, expuso que si bien se creó desarrollo para los pueblos, todo ello se terminó cuando la empresa se fue, ya que no había un desarrollo local, «todo lo que utilizaban era de ellos».
Luego cerró: «Siempre son negocios redondos para estas empresas internacionales y cuando no es más rentable o no le conviene más, se van y lo que lo construyó fue porque les era funcional, era como parte del capital fijo que necesitaban invertir para sacar más ganancias. Una fábrica vos la construís y es capital fijo, pero se hace eso para obtener una rentabilidad continua. Esas son las lógicas de las grandes empresas».